LES INVITAMOS A COTORREAR¿Por qué festejar a las madres?Para comenzar, porque si no fuera por ellas no estaríamos aquí, también por su extraordinaria manera de cumplir a lo largo de los siglos con una misión tan vital y, principalmente, por su capacidad de entrega total, su poder de sacrificio y su fuente inagotable de amor y comprensión; y por un millón de razones más celebramos a las madres. Por todo esto, pido disculpas a los lectores por aprovechar este espacio para homenajear en primer lugar a mi madre, quien a veces me saca de quicio, pero a quien adoro. En segundo lugar, a la querida e inefable Negrita, esa madre postiza que me apodó de viejita desde que tuve uso de razón, o sea hace muchísimos años; y lo hago, en especial, porque su frase favorita siempre ha sido en vida, hermano, en vida. En tercer lugar a todas las madres, a las jóvenes, a las de mediana edad y a las ancianitas; a las que han visto crecer a sus hijos y disfrutan ahora de sus nietos y, particularmente, a las que no los vieron crecer por diversas razones. A las mamás adoptivas, a las injusta y despectivamente llamadas madrastras y a todas esas mujeres que de una u otra manera ejercen la mejor profesión del mundo: la maternidad.