JUGOS PARA EL ALMAMás sabe el diablo por viejo...Me encanta conversar y compartir con la gente joven, y tener dos hijos, que felizmente pertenecen a ese grupo, me confirma a diario lo valiosa que es la juventud. Además, trabajo con jóvenes y disfruto cada momento de ello, quizás porque de alguna manera me contagian su energía o tal vez yo me la robo. Sin embargo, considero que algo tendremos que decir los más viejitos o, para usar un término que está de moda, los que vamos camino a la tercera edad (¿será que aspirar a una cuarta es una ambición desmedida?). Sin embargo, y a pesar de lo mucho que admiro a este grupo humano, debo decir que hay cosas que a los jóvenes les es difícil manejar, no porque no sean capaces, preparados, brillantes... sino porque solo con los años se aprende la tolerancia, se adquiere la experiencia, se aceptan las limitaciones, gracias a las caídas y levantadas propias de toda existencia y, por supuesto, se logra la ecuanimidad, una cualidad a través de la cual es más fácil juzgar y ver la realidad en su total dimensión, sin que se interpongan en el camino los rencores, el revanchismo y los resentimientos, producto todos de una inmensa falta de comprensión, de generosidad e incluso de la capacidad del perdón. Los años no pasan en vano y, afortunadamente, nos heredan paz, sabiduría y comprensión.