No me ayude, compadre

2010-03-19 00:00:00

LES INVITAMOS A COTORREARu00c2No me ayude, compadre' Toda la vida he tenido terror a los concursos, tanto de participar en ellos como de ser parte del jurado. Poderosos recuerdos de la infancia me producen hasta hoy u00c2carne de gallina' al rememorar las muchas veces obligadas participaciones en diversos concursos porque, no importa cuán preparado alguien está, la mente, la lengua y el cuerpo juegan malas pasadas a los concursantes que pueden acabar expuestos al ridículo y al escarnio en público. Cuando se participa como miembro de un jurado, las cosas pueden incluso ser peores pues queda guardada en la consciencia la culpa del llanto y vergu00c3u00bcenza de quienes terminaron siendo calificados como perdedores y fueron objeto de mofa general. Pero cuando se trata de concursos para ocupar altas dignidades estatales, la cosa puede ser mucho más complicada pues la responsabilidad es muy alta y concursantes y jurados están expuestos a la mirada de toda la ciudadanía que se horroriza cuando queda al descubierto que no ha existido la imparcialidad, la legalidad, la nitidez que debe primar en estas importantísimas elecciones. Las u00c2ayudaditas' externas que pudieran recibir los concursantes suelen ser nefastas y más temprano que tarde quedan al descubierto. Por eso, lo mejor es no concursar cuando no se está seguro de lo que se sabe y no ser miembro de un jurado cuando no hay disposición por una absoluta imparcialidad.

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