La búsqueda de la Espiritualidad

2010-03-19 00:00:00

JUGOS PARA EL ALMALa búsqueda de la espiritualidadTodos queremos disfrutar y recibir gratificaciones. Unos encuentran la cima del placer comprándose un automóvil lujoso, otros no tendrán paz hasta que su equipo favorito de fútbol gane la copa; mi vecino quiere ganar la lotería y mi hermana será feliz sólo cuando pueda perder esos diez kilos de más. Aunque somos distintos en la elección del placer el común denominador tiene la necesidad de llenar lo que siente que le falta. Hay sólo un pequeño problema con este asunto del placer. Si analizamos nuestra vida descubriremos que de todo lo que hicimos hasta hoy nos queda sólo un recuerdo.Perseguimos placeres momentáneos y, cuando los alcanzamos, desparecen como si se nos escaparan de las manos. ¿Recuerdas que cuando estabas en la primaria querías llegar a la secundaria? Te la imaginabas como un lugar divertido donde los chicos grandes la pasaban bien. Luego, el anhelo de conocer el mundo o de tener un título universitario era la cúspide de tus aspiraciones. Más tarde, se despertó la necesidad de formar una familia, y así tantos deseos más.Siempre nos parece que en la próxima etapa todo será mucho mejor. Pero, ¿es realmente así? ¿hoy día nos sentimos efectivamente mejor que ayer? Fuera de esto, cuando obtenemos lo deseado disfrutamos y luego, el placer desaparece. En conclusión, toda la vida vamos tras algún fantasma que se esfuma al atraparlo. Los deseos del ser humano se dividen en cinco grados a escala ascendente según nuestro nivel de desarrollo.El primero es el básico: alimento, salud, sexo y la familia. El segundo añadimos el anhelo por el dinero el cual nos da seguridad. En el tercero además de lo mencionado en los dos anteriores queremos honor y control sobre nosotros mismos y los demás. En el cuarto nos parece que alcanzar conocimientos nos hará felices. Tan sólo en el quinto grado de desarrollo del deseo, entendemos que hay algo que sobrepasa a nuestra percepción, algo que dirige nuestra vida y queremos vincularnos a eso.La necesidad de alimento y de sexo se define como deseos corporales, y son necesarios también para los animales. Incluso una persona que se encuentra totalmente aislada tiene esta necesidad. En cambio, los deseos de riqueza, poder y conocimiento son considerados deseos humanos. Estos se desarrollan como parte de nuestra vida en sociedad y los satisfacemos únicamente con la ayuda de las otras personas.Pero cuando se despierta en nosotros el quinto deseo: el deseo por la espiritualidad, no sabemos cómo satisfacerlo. En esta búsqueda espiritual llegamos, inevitablemente, a la conclusión de que sólo a través de la unión con los demás y el amor al prójimo podemos alcanzar la felicidad plena.

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