'Mi Historia', un libro para conocer a Michelle Obama y sus luchas

Michelle Obama en un discurso en el 2012. Foto: EFE

Michelle Obama en un discurso en el 2012. Foto: EFE

29 de julio de 2019 11:34
Gabriel Flores

Cuando era niña, Michelle Obama siempre se preguntaba si era lo bastante buena en lo que hacía. Cuando el resto de niños eran felices cumpliendo lo que se les pedía, ella se esforzaba por dar más para marcar una diferencia.Ese espíritu de competitividad y superación constante que la ha acompañado a lo largo de su vida está presente en las páginas de ‘Mi historia’, la autobiografía que publicó en noviembre del 2018 y que hasta ahora ha vendido más de 10 millones de ejemplares.

En esta publicación -el libro que leímos durante julio, en Ciudad de Papel, un club de lectura virtual y gratuito-, Michelle cuenta la historia de su vida, desde sus años de infancia en el South Side de Chicago hasta el día que, junto a Barack Obama, dejó la Casa Blanca.

Desde sus primeros años de infancia, Michelle tenía claro cómo quería que sea su vida en el futuro. Aunque era feliz en el pequeño departamento en el que vivía con sus padres y su hermano mayor Craig, intuía que había cosas fuera de esa casa y de ese barrio que valían la pena ser descubiertas.

Se impone metas a mediano y largo plazo y traza una hoja de ruta de la cual rara vez se desvía. Michelle creía en la autodisciplina pero, sobre todo, estaba convencida en el poder que tiene la educación, como una herramienta de cambio en la vida de las personas.


Por eso, cuando está en segundo grado y saca una nota que no la deja satisfecha, decide pedirle a su maestra que le dé otra oportunidad, o cuando, años más tarde, está frente a su consejero de secundaría, quien le dice, sin ningún empacho, que ella no tiene la talla para entrar a la Universidad de Princeton, decide demostrarle que estaba equivocado.

Como todos, en varios momentos de la existencia, Michelle cuenta que tenía dudas de sí misma, de su capacidad para salir adelante frente a una adversidad o de conseguir las metas que se había trazado. No tiene reparo en reconocer que el estudio, el trabajo, y luego su familia siempre fueron una prioridad en su vida, sin embargo, a veces sí se arrepiente de no haber disfrutado más de otros universos sociales.

En uno de los pasajes del libro recuerda a Suzanne, una de sus mejores amigas de la universidad. Una mujer que, a su criterio, no había vivido tan encajonada como ella y cuya muerte temprana se convirtió en una advertencia de lo frágil que es la existencia y de la necesidad de siempre buscar un equilibrio en la vida.

Michelle narra los entretelones de sus años como estudiante de sociología en Princeton, de derecho en Harvard y también de su trabajo en una firma de abogados de Chicago. Espacios en los que no solo se destaca por su inteligencia académica sino por su inteligencia emocional. Se da cuenta que a donde va, la mayoría de veces, es la única mujer afroestadounidense y en otras, de plano, que es la única mujer del aula o de la sala de reuniones.

Convencida de que la diversidad, en todas sus formas, enriquece a una sociedad, cuenta cómo fue creciendo su interés por dar espacio a las minorías, sobre todo, a la gente joven y a las mujeres. En cada espacio en el que está es una líder pero también alguien que siempre busca el apoyo de otras mujeres con más experiencia.


En ‘Mi historia’, la exprimera dama de los Estados Unidos, también da cuenta de su relación con Barack Obama. Desmenuza detalles de cómo se conocieron, enamoraron y formalizaron su relación. Michelle, y este no es un dato menor, fue la jefa de Barack mientras él aún era un estudiante de Harvard, un joven que la deslumbró por su inteligencia y quien a la larga daría un giro de 180 grados a su existencia.

Dentro del caos, que siempre se vive durante la etapa de enamoramiento, Michelle de alguna forma logra imponer su propio orden, algo que lo cuenta con cierta picardía. Ella y Barack tienen una relación corta antes de comprometerse y unir sus vidas para conformar un hogar, al que años más tarde, se sumarían Malia y Sasha.

Como la vida está llena de claroscuros, independientemente del poder o el dinero que se tenga, la autora arriesga un poco, no como muchos lectores hubieran querido, y lanza un par de confesiones: una de ellas es el aborto espontáneo al que tuvo que sobreponerse y las sesiones de terapia que hizo con su esposo para que su relación de pareja no terminara.

La política cambió todo en la vida de los Obama y Michelle no tiene reparo en decir que hubiera preferido nunca conocer ese mundo. Sin embargo, ya adentro, ella decide aprovechar esos nuevos espacios para promover dos ideas que saltan de página en página en este libro: la importancia de reconocer la diversidad cultural, racial y de género que existe en su país y la importancia de la resiliencia, como herramienta de escucha a las necesidades del otro.

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