martes 02 de noviembre 2021

Un poco de honestidad...

Nancy Verdezoto

Cada semana debo pensar sobre qué escribir en esta columna. Normalmente la inspiración aparece en el momento menos pensado, solo un instante de iluminación y las palabras empiezan a surgir. Pero para esta columna tuve todo el feriado para pensar sobre qué quería escribir, qué quería contarles. Este espacio, un tanto íntimo para mí, ha sido mi lienzo por tantos años, que casi siento que ustedes son mis terapeutas, quienes me leen (me escuchan) y no me juzgan, quienes quizás no compartan conmigo lo que tengo que decir, pero de alguna forma me soportan. Hoy quiero ser honesta con ustedes, desnudar mi alma y decirles que como todos, soy humana, que me equivoco, que tomo malas decisiones y que muchas de esas me perseguirán el resto de mi vida. Creo que estamos en este mundo para ser felices y no para herir a los demás, aunque a veces parezca inevitable y que lo hacemos a propósito. Somos personas en busca de la virtud, como diría una persona a la que quiero y respeto mucho, pero que no siempre sabemos cómo llegar a ella. Qué complicado resulta expresar en tan poco espacio ese arrepentimiento por haber lastimado a quien nos quería, por haber cedido ante los miedos e inseguridades, por haber creído que uno puede solventar cualquier cosa con un abrir y cerrar de ojos. Lo siento, una y mil veces; no me alcanzará la vida para reparar el daño que he causado a quien no se lo merecía. Quizás me olvidé hace rato cómo ser feliz y ahora cada paso me asusta, porque quizás siento que nadie puede amar a una persona tan rota, que nadie podrá superar mis malas historias ni mis errores pasados. Ese miedo puede paralizarte, puede destruirte, puede acomodarte a situaciones en las que no quieres estar y de las que quizás nunca saldrás, porque no encuentras la fuerza interior para hacerlo. Quiero volver a empezar, volver a tener un presente, un futuro, volver a sentirme amada y aceptada por mí, por lo que soy y no porque lo que piensan de mí. Quiero extenderte mi mano y que la tomes, aquí estoy.