lunes 02 de mayo 2022

¡Procrastinar!

Fausto Segovia Baus

“No dejes para mañana lo que debes hacer hoy”, dice el aforismo. La sabiduría popular siempre ha dejado aprendizajes en las mentes y corazones.

Pero no siempre actuamos en consecuencia: dilatamos decisiones importantes por falta de una apropiada procrastinación. La palabra procrastinar es de difícil pronunciación.

En este caso sirve para reflexionar y mejorar nuestras conductas en la familia y en otros escenarios como el trabajo, la vida cotidiana y la comunidad.

Procrastinar es un vocablo castizo. Significa diferir, aplazar, retardar o posponer tareas y compromisos por otras acciones que podrían ser más agradables pero que, a mediano o largo plazo, resultan improductivas, negativas e irrelevantes.

Hay personas que ante asuntos importantes responden: “en eso estamos”, “ya veremos”, “lo mejor está por llegar”. Y las decisiones o los cambios nunca llegan, porque se evaden por no asumir responsabilidades.

En el ámbito lingüístico es aceptable, hasta cierto punto, pero cuando las personas procrastinan de manera frecuente, la Psicología asocia a un trastorno del comportamiento, que puede llevar a una dependencia o adicción de otras actividades externas, como ver la televisión, trabajar en la computadora, usar celular y redes sociales, videojuegos, ir de compras o comer de manera compulsiva. Y evadir no es buena idea.

Posponer, en forma radical, las decisiones o acciones para un futuro incierto e idealizado podría ser enfermizo, porque causa estrés, ansiedad, perfeccionismo, miedo al fracaso e impaciencia.

¿Cómo dejar de procrastinar? No será fácil, aunque algunos científicos advierten que procrastinar de manera correcta es bueno, siempre y cuando no se exagere. Así la vida será más productiva. ¡Inténtelo!