lunes 24 de abril 2023

¡Mediocridad!

Fausto Segovia Baus

La mediocridad tiene algunas señas. Veamos algunos ejemplos. La elección de reinas y princesas constituye una reminiscencia de tiempos coloniales, cuando predominaban las castas, las coronas, las cortes, los nobles y plebeyos.

Elegir ‘reinas’, ‘soberanas’, ‘estrellitas’ y sus ‘cortes’ significa emular prácticas ya superadas por la realidad. Porque es un complejo que se recrea en las fiestas, para dar ‘realce’ y expresar lo que no somos.

¿Por qué no elegir, simplemente, señoritas o niñas?Otro signo de medianía es el juramento. Juramos hasta…las últimas consecuencias que nunca llegan.

¿Qué valor tiene esta jura? Resulta ridículo escuchar la famosa frase: ‘Si cumple (el juramento) que la Patria os premie; de lo contrario, que ella os demande’. Y así nos llenamos de juramentos vacíos de contenido.

Y también los homenajes oficiales, los cuasi homenajes y los auto homenajes. Los primeros se dirigen a los mártires por una acción heroica o por una obra magnífica con plata ajena; los segundos son fruto de la conveniencia y superficiales; y los terceros -que son la mayoría- para registrar en las redes sociales.

Las placas están unidas a los homenajes. No hay homenaje completo sin un pergamino, un diploma o una placa. ¡Hay que ver cómo las personas coleccionan placas en los consultorios, hogares y oficinas!

Es un culto al ego –léase mediocridad-; es decir, un narcisismo a ultranza que califica a ciertos personajes de ‘súper hombres’ o ‘súper mujeres’. No hay término medio.

Fíjese bien cuando alguien le enseña sus placas: no tendrá nada de humildad. Frente a esta situación tome una decisión sensata: regale todas las latitas que ha recibido y quédese con una o ninguna, la que valga la pena, conseguida con sacrificio.

Si tiene otras ‘lindezas’ como las relatadas, envíeme, por favor, porque estoy coleccionando.