lunes 16 de mayo 2022

¡Aporofobia!

Fausto Segovia Baus

Es una palabra acuñada por Adela Cortina, española, autora del libro ‘Aporofobia, el rechazo al pobre: un desafío para la democracia’, Paidós.


La autora integró este nuevo vocablo con los términos griegos áporos (sin recursos) y fobos (temor, pánico), que fue incorporado en el Diccionario de la Lengua Española.

¿Cuáles fueron las razones para que esta palabra haya tenido gran impacto, no solo en los ámbitos lingüístico y semántico, sino en los campos político, económico y social?

Adela Cortina responde: “Porque acabar con estas fobias (xenofobia, racismo, misoginia, homofobia, cristianofobia o islamofobia) es una exigencia del respeto no a la “dignidad humana”, que es una abstracción sin rostro visible, sino a las personas concretas, que son las que tienen dignidad, y no un simple precio”.

Hay que reconocer que algunos académicos y editores rechazaron al principio este término, por reticencias –con argumentos o sin ellos- en contra de las palabras “extrañas” o inventadas.

Pero los esfuerzos de la autora y sus colegas tuvieron recompensa. La significación de la aporofobia fue contundente, y esta rareza del idioma de Cervantes tuvo por fin “una voz con autor conocido”.

Si el origen de la aporofobia es cerebral –todos los seres humanos seríamos aporófobos-, las conductas pueden modificarse mediante cambios psicoeducativos relevantes, basados en claves éticas.

Una de estas claves es aplicar una ética mínima centrada en el respeto de los derechos humanos. Cortina advierte que la aporofobia es el resultado de un conflicto moral arraigado, que no implica dar un nombre sino un significarlo para trabajar, día a día, en favor de la dignidad, el bien ser y el bienestar de las personas. Y porque es un atentado a la democracia.