martes 19 de junio 2018

De saraguros y kurikinkes

Edna Iturralde

Nos encontrábamos sentados en lo alto de una loma. Desde allí podíamos ver a los dos cerros sagrados el Akakana y el Pukllay.

En el cielo estaba un pedazo de luna justo sobre el Pukllay, mientras que el sol brillaba de una manera especial sobre el Akakana. Una música alegre llegó hasta nuestros oídos.

“Pero qué es eso?”, preguntó mi nieta. Mi marido meneó la cabeza siguiendo el ritmo de los tambores, flautas y rondadores. “Esa música se llama ‘La kurikinka’ como el pájaro del mismo nombre.

Los Saraguro cantan y bailan a su ritmo durante sus fiestas importantes y ahora están celebrando el Inti Raymi, la fiesta del sol”. “¡Tienen alfombras hechas de flores y maíz en forma de sol y también de estrella!”, apuntó la niña. Bailaban cuatro parejas con los ‘muchikus’, los sombreros blanco y negro asentados en el piso.

Con la boca sostenían una faja que representaba la ‘kuyka’, la lombriz de tierra. Los movimientos imitaban los que hace esta ave al buscar comida: “Busca la kuyka kurikinka, saca la kuika kurikinka, come la kuika kurikinka ….” El sol se puso y nosotros bajamos para unirnos a la fiesta.