El pasado, hoy y el futuro

Winston Churchill, célebre político inglés y primer ministro de Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial, dijo: “Si el presente trata de juzgar al pasado, pierde el futuro”.

Si analizamos esta frase resulta que es tan verdadera como que el sol sale por las mañanas. Todos tenemos cosas en nuestro pasado de las que nos avergonzamos o nos arrepentimos; que nos queman por dentro, ya sea por haber dicho o hecho algo o por habernos mantenido al margen de una situación.

En realidad, por más que nos sintamos mal, ya no hay nada que podamos hacer sobre ello. Lo que sí ayuda es la experiencia que hemos obtenido; esa experiencia que nos evitará caer en lo mismo otra vez.

Sin embargo, el castigarnos y avergonzarnos del pasado ubicados en el presente, de nada sirve. Todo lo contrario, estamos tan ocupados “viviendo” lo que pasó, que no damos la debida importancia al futuro que nos espera.

De tal manera que antes de vivirlo ya hemos perdido el entusiasmo y la esperanza. Opino que juzgar el pasado, nuestro y ajeno, es como escavar en un terreno lleno de piedras y echárnoslas a nuestra espalda. ¡Caray! ¡Cómo pesan!