lunes 05 de septiembre 2022

Bajo el manzano

Edna Iturralde

Bajo el manzano juegan los dos. Al momento tienen las cabecitas unidas mientras comentan algo que les produce risa; algún secreto que les habrá contado una ranita o un grillo saltarín de los muchos que están entre las flores del jardín.


Me acerco y llevo en mis manos un recipiente jabonoso y un cucurucho hecho con las hojas de una revista. Soplo las bombas de jabón que salen brillando con muchos colores.

Son los colores del arcoíris. Y en ellas se reflejan los rostros de mis nietos con sus ojitos inquietos.

Ríen y corren a reventarlas lanzando gritos de pura alegría. Tienen tres y cuatro añitos y sus cuerpecillos son ágiles como dos potritos que galopan al viento.

Escucho al mismo tiempo el trinar de pájaros y siento que el sol se pone más brillante sobre el verde del césped bajo mis pies desnudos. Las risas y los trinos parecen competir con las bombas de jabón que se han escapado de las manitos ansiosas y vuelan hacia las pocas nubes que se aferran a un cielo azul, pero la briza persigue.

Entonces saludo a la vida y agradezco a Dios por todo lo que me ha dado. Y rezo una pequeña oración bajo el manzano.