lunes 06 de julio 2020

De libros y columpios

Edna Iturralde

Pienso que si a un libro no lo leen, sus personajes mueren. Sé que es algo debatible, pero así lo siento. Hoy pasé por un parque y vi los columpios meciéndose solos, empujados por el viento. Pensé si tendría relación mi idea de los personajes de los libros con los columpios vacíos, y me dije que posiblemente así era. Esto me recordó a mi columpio en el jardín de la casa de mis abuelos. Lo construyó Papá Chas con una tabla bien lijada y pintada de verde que amarró con sogas a los palos que sostenían las plantas de uvas. (Sí, en la Mariscal se daban uvas, pequeñas y ácidas.) Yo adoraba a aquel columpio. Es maravilloso leer columpiándose. En los momentos menos emocionantes solo te meces, y al entrar en un peligro te empujas con fuerza y estás cabalgando. Entonces, mi mamá fue a ver la película ‘Lo que el viento se llevó’: la hija de la heroína muere al caerse de un caballo y por esa extraña lógica de los adultos, me quitaron mi columpio. No hubo lágrimas que consiguieran que volviera a columpiarme… Quizás es por eso mi melancolía al ver columpios vacíos. Igual que mi frustración cuando los niños
no leen.