domingo 21 de agosto 2022

La fiesta de los ángeles

Edna Iturralde

Yo siempre he creído en los ángeles. Desde pequeña, mi oración favorita era: “Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día”.

Para mí es una verdad que los ángeles existen y, por ello, les pido protección para mi familia. Además, pienso que cuando los bebés ríen, los ángeles hacen fiesta.

Y es que si al escuchar a una criatura reír a nosotros se nos ensancha el corazón y nos sentimos invadidos de una inmensa alegría, cómo se sentirán los ángeles. Mi novela icónica para niños y niñas, “Lágrimas de ángeles”, trata, entre otros temas, de los bebés abandonados.

Allí menciono que, al escucharlos llorar, los ángeles también lloran y sus lágrimas son como grageas dulces que entran con el viento por las ventanas abiertas de las pastelerías.

Pero volviendo a las risas: estamos cuidando a nuestro nieto más pequeñito, de apenas ocho meses. Es el décimo segundo y, por el momento, el último de nuestros nietos.

De su risa cristalina me vino la idea de la alegría de los ángeles; del gusto y el placer que sentirán al escuchar a un bebé reír y la fiesta que harán cada vez que esto sucede.