viernes 11 de septiembre 2020

De una carta de Teresa Panza a su marido

Edna Iturralde

“Tu carta recibí, Sancho mío de mi alma, y yo te prometo y juro como católica cristiana que no faltaron dos dedos para volverme loca de contento. Mira, hermano: cuando llegué a oír que eres gobernador, me pensé allí caer muerta de puro gozo, que ya sabes tú que dicen que así mata la alegría súbita, como el dolor grande. A Sanchica tu hija se le fueron las aguas sin sentirlo de puro contento. El vestido que me enviaste tenía delante, y los corales que me envió mi señora la duquesa al cuello, y las cartas en las manos, y el portador de ellas allí presente, y, con todo eso, creía y pensaba que todo era un sueño… porque ¿quién podía pensar que un pastor de cabras había de venir a ser gobernador de ínsulas?... decía mi madre que era menester vivir mucho par ver mucho... Mi señora duquesa te dirá el deseo que tengo de ir a la corte: mírate en ellos y avísame de tu gusto, que yo procuraré honrarte en ella andando en coche. El cura, el barbero, y bachiller y aún el sacristán no pueden creer que eres gobernador
y dicen que todo es embeleco o cosas de encantamento, como son todas las de don Quijote, tu amo...”.