La oportunidad en las crisis
Todas las crisis generan oportunidades. Esa es una máxima de la vida, de esas que se aprenden por las malas, cuando menos te lo esperas y que cambian radicalmente la forma en la que concebimos ciertas cosas.
Cada vez que aparece una crisis tenemos dos alternativas: o nos dejamos llevar por la tormenta o hallamos la manera de sobrellevarla. No importa si primero optamos por el primer camino, a la final veremos de qué forma volver a empezar. Cada crisis nos deja enseñanzas, no solo respecto de lo que la provocó, sino también de nosotros mismos.
Nos permite descubrir cuál es nuestro límite y que nuestra resiliencia puede ser mucho más grande de lo que habíamos siquiera pensado. Las crisis nos ponen frente a un espejo para observarnos a nosotros mismos; podemos ser despiadados o benevolentes, pero de ese proceso de redescubrimiento saldrá la respuesta a nuestros problemas o dilemas.
De las crisis podemos salir fortalecidos, podemos entender lo que necesitamos y aprender para no volver a cometer los mismos errores. Nadie dice que será fácil descubrir la solución ni que no sufriremos en el camino, pero la recompensa llegará y podremos sonreír de nuevo.